Me refiero a los 80 kilos, por supuesto. Y ojalá que para siempre.
Esta mañana, cuando estoy a dos semanas de cumplir los 9 meses desde la operación, me he pesado y ¡oh soprpresa! ¡Por fin estoy por debajo de los 80 kilos! 79,5 para ser más exacta. :-)
Sigo teniendo algo de sobrepeso, pero ya nada preocupante. Mi meta (con respecto al peso) durante todo este tiempo ha sido llegar aquí, a pesar menos de 80, así que lo que consiga a partir de ahora estará bien :-)
Y sí, volviendo a lo que decía antes, ya van casi 9 meses desde que me operé. Hace un par de semanas me hice una analítica completa y me complace poder comunicar que ¡todo va bien! La media de azúcar en sangre de los últimos tres meses está todavía un poquito por encima de lo normal (niveles de prediabetes) ¡pero ya no en niveles de diabetes! Lo normal es tener de 4,8 a 5,6% y yo tengo 5,8%. Entre 5,7 y 6,4% existe riesgo de diabetes. Y con más de 6,4% se considera que un paciente es diabético.
El médico de cabecera me ha dicho que deje de medirme los niveles de azucar en sangre, que ya no es necesario. Con controlar la media trimestral es más que suficiente. Así que, de momento, la metformina sigue fuera de la ecuación. Mandé todos los demás resultados al Dr. Resa y excepto por los niveles de TSH, todo lo demás está bien. Me han vuelto a aumentar la dosis de Eutirox (ya estoy en 200mg al día).
Así que nada. Todavía no estoy en niveles totalmente normales de azúcar en sangre, pero estoy a puntito de alcanzarlos. En estos nueve meses he conseguido bajar 16 kilos, he dejado de tomar definitivamente metformina y he sido capaz de volver a comer de todo. Sí es cierto que se me ha caído mucho el pelo, pero siempre he tenido gran cantidad así que de momento no es preocupante :-). Así que, seguimos con buenas noticias. ¡Y esto anima mucho! ¡Que siga la buena racha!
Yo, yo misma y mi diabetes tipo 2
Cómo una diabética tipo 2 se somete a un bypass gástrico para hacer remitir su enfermedad
martes, 14 de abril de 2015
viernes, 13 de marzo de 2015
¿Adiós a la metformina?
Antes que nada me disculpo por haber estado desaparecida durante tanto tiempo. Nos hemos mudado a Estados Unidos y aún estamos con la mudanza a medias. De momento no hemos tenido la oportunidad de ir al médico, y ya va empezando a ser urgente, para poder hacerme análisis de sangre y ver cómo va todo. Han pasado ya casi 8 meses desde la operación. Y aunque actualmente no sé cuánto peso he perdido (mi pesa aún viene de camino desde Irlanda) sí me doy cuenta que he seguido bajando de peso. Toda la ropa me queda muy, muy grande. He notado que he perdido volumen en brazos, hombros, espalda... He pasado de usar una talla 18 (UK) a una 12-14 (UK), dependiendo de las prendas. Prácticamente nada de la ropa que tenía me queda bien, ¡hasta los pantalones elásticos me cuelgan!
Pero bueno, eso no es lo más importante. Y además, ¡esperaré a que me llegue mi pesa para poder facilitar datos concretos! (y descubrir si se trata sólo de una reducción de volumen o he seguido bajando de peso ;-) )
Como sabéis, mi principal motivación para someterme a esta operación (bypass gástrico) era conseguir controlar los niveles de azúcar, lo que en mi caso ha sido un proceso bastante lento. Se suponía que inmediatamente tras la operación dejaría de tomar medicación para la diabetes, pero no fue así. Es cierto que pasé de tomar tres pastillas de metformina al día a tomar sólo una, pero seguía teniendo que controlar el azúcar. Pero ahora, 8 meses después de la operación, parece que estoy a punto de decir adiós definitivamente a la metformina. Os cuento: no me tomo la pastilla de metformina cuando los niveles de azúcar los tengo por debajo de 120. Y desde finales de Enero de 2015 sólo he tomado metformina en cinco ocasiones! ¿Será verdad? ¿Será posible que consiga llegar a niveles normales de azúcar en sangre? De momento sigo estando por encima de 100, con una media entre 100 y 110, pero como ya he dicho en otras ocasiones, estoy comiendo de todo. Absolutamente de todo. Sí, también helados e incluso dulce de leche. :-)
¿Faltará mucho para poder decir adiós definitivamente a la metformina?
Pero bueno, eso no es lo más importante. Y además, ¡esperaré a que me llegue mi pesa para poder facilitar datos concretos! (y descubrir si se trata sólo de una reducción de volumen o he seguido bajando de peso ;-) )
Como sabéis, mi principal motivación para someterme a esta operación (bypass gástrico) era conseguir controlar los niveles de azúcar, lo que en mi caso ha sido un proceso bastante lento. Se suponía que inmediatamente tras la operación dejaría de tomar medicación para la diabetes, pero no fue así. Es cierto que pasé de tomar tres pastillas de metformina al día a tomar sólo una, pero seguía teniendo que controlar el azúcar. Pero ahora, 8 meses después de la operación, parece que estoy a punto de decir adiós definitivamente a la metformina. Os cuento: no me tomo la pastilla de metformina cuando los niveles de azúcar los tengo por debajo de 120. Y desde finales de Enero de 2015 sólo he tomado metformina en cinco ocasiones! ¿Será verdad? ¿Será posible que consiga llegar a niveles normales de azúcar en sangre? De momento sigo estando por encima de 100, con una media entre 100 y 110, pero como ya he dicho en otras ocasiones, estoy comiendo de todo. Absolutamente de todo. Sí, también helados e incluso dulce de leche. :-)
¿Faltará mucho para poder decir adiós definitivamente a la metformina?
martes, 11 de noviembre de 2014
¡¡¡Tercer mes!!!
Siento mucho escribir este post con retraso, pero últimamente mi vida personal ha estado bastante movidita, así que no estoy teniendo mucho tiempo libre (para variar XD). El pasado día 28 de Octubre se cumplieron 3 meses desde la operación. ¿Y cómo se ve todo tras una perspectiva de tres meses? Bastante bien, tengo que reconocerlo.
Esta mañana me he pesado. Hasta hoy llevo perdidos poquito mas de 15 kilos. Estoy en 81,500, así que aún no he conseguido bajar de los 80, pero cada vez estoy más y más cerca. Por otro lado, llevaba bastante tiempo sin medir los niveles de azúcar. Estuvimos en España y quise darme el gusto de poder comer de todo. Y si bien es cierto que (al menos de momento) no soy capaz de comer la misma cantidad que comía antes de operarme, al pasar la barrera de los tres meses ya sí que puedo comer de todo. Además, a estas alturas me conozco mejor y sé cuánto puedo comer y sé qué cosas no me sientan bien. A lo que iba, después de un parón de un par de semanas, he vuelto a medir los niveles de azúcar. Y de momento, la cosa va bastante bien: el sábado tenía 125 (tras cenar burritos y comer hamburguesa del Burger King) y ayer, lunes, me encontré con 116. ¡Qué alegría! Ahora, a esperar que siga bajando y pueda dejar de tomar la pastilla de metformina que tomo cada mañana (junto al complejo vitamínico, el protector de estómago y el Eutirox).
Tengo que reconocer también que sigo sin hacer mucho ejercicio de forma regular, pero sí es cierto que aprovecho los fines de semana para caminar :-). Dentro de 3 semanas y media dejaré de trabajar, así que volveré a tener más posibilidades para moverme. Cuando vuelva a mis caminatas diarias veremos si noto alguna diferencia. ;-)
Lo del peso está siendo todo un handicap. La ropa me queda muy ancha y estoy empezando a comprar algunas cosas de la talla 14 de aquí (que equivale a la 42 española). Lo bueno ha sido que he podido recuperar todo mi vestuario que llevaba años escondido en los armarios. Una cosa importante que no quiero olvidar y que espero que sirva a quien lea estas líneas, es que estoy usando litros y litros de crema hidratante. Siguiendo el fantástico consejo de mi hermana, no me olvido de embadurnarme en crema reafirmante corporal después de cada ducha. Esto viene genial para evitar que la piel se quede “colgando”. Al principio yo estaba un poco escéptica, pero tras estos tres meses estoy feliz de haberlo hecho. Quince kilos y dos tallas menos y mi cuerpo no lo acusa demasiado.
Así que, así en resumen breve, estos tres primeros meses parecen al fin estar mostrando buenos resultados. No sólo por el peso, que es lo más llamativo, sino sobre todo por la bajada de los niveles de azúcar. A ver si seguimos en racha. Y, sobre todo, a ver si cuando vuelva a estar en movimiento se acelera un poco el proceso y consigo llegar a niveles normales de azúcar, que es, en definitiva, lo que más me interesa.
sábado, 20 de septiembre de 2014
¡Superando los 10 kilos menos en la balanza!
Como ya he comentado en alguna ocasión, el
día antes de operarme pesaba 96,6 kilos. Estaba hinchada y enorme...
Últimamente, todo lo que comía me hacía engordar a marchas forzadas, lo que
para la operación venía muy bien (tal y como me comentó el Dr. Resa) pero para
mi autoestima venía... fatal.
Tras la operación bajé de golpe 8 kilos y
después me estanqué. De hecho, volví a subir un poquito. Por indicaciones del
médico y para intentar bajar los niveles de azúcar y el peso, no consumo azúcar
(bueno, he de reconocer que sí he comido tarta de cumpleaños de Le y he probado
alguna que otra cosita rica) y tampoco tomo hidratos de carbono (en la medida
de lo posible, todo hay que decirlo :P). El gran cambio estriba en que ya no
engordo e incluso sigo bajando de peso poquito a poco. Esta mañana me he sorprendido
gratamente cuando he visto el peso en la balanza ¡por debajo de los 86 kilos!
Hay que reconocer que estas cosas animan.
También anima hacerse fotos y no encontrarte con una desconocida con la cara
hinchada y con la papada gigantesca. Todavía queda mucho, mucho camino por
recorrer. Como he dicho antes, tengo que conseguir bajar los niveles de azúcar
y mi próximo objetivo de peso es bajar de los 80. Y sé que será difícil, y sé
que tardaré unos meses... Pero ahora por fin lo veo posible. Veo posible volver
a reconocerme a mi misma al mirarme en los espejos e incluso a encontrarme
guapa :-) .
Por cierto, quería aprovechar esta entrada
para daros las gracias a tod@s por los mensajes de ánimo que me habéis dejado
tras mi último post. No os imagináis cuánto agradecí cada una de vuestras
palabras. Aquí sigo, y quiero que sepáis que aunque a veces pierdo algunas
batallas, espero poder ganarle la guerra a mi diabetes tipo 2. Os seguiré contando...
domingo, 31 de agosto de 2014
Ha pasado un mes: la primera desilusión
Perdonad, esta vez he tardado un poco en escribir. Como podéis ver por el título del blog, me he llevado mi primera desilusión y me está costando animarme y contarlo en el blog.
Como supondréis, las cosas no parecen que vayan muy bien. Tengo que reconocer que me lo estaba temiendo. No había vuelto a bajar de peso (bajé siete kilos la primera semana y luego un kilo más en las restantes casi 4 semanas) y el azúcar andaba rebelde. No es que me parezca mal haber bajado 8 kilos en un mes... Pero si lo pienso fríamente, supongo que cualquiera que se tire 18 días sólo bebiendo líquido a sorbitos (con el máximo espesor de un gazpacho de bote) debería bajar como mínimo esos 8 kilos si no incluso algo más.
El 25 fue mi cumpleaños, y me di el capricho de comer tarta con azúcar, pero no ha habido forma que el azúcar baje a niveles normales. He llegado a tener incluso un glorioso 202 :((( Así que al cumplirse el mes de la operación escribí al Dr. Resa y le expuse mis preocupaciones.
Lo que más me fastidia es el tema del azúcar. Si me operé fue para controlar el azúcar y poder permitirme llevar una dieta normal. Se me dijo que saldría del hospital sin tomar medicación para la diabetes, pero las cosas no han sido tan fáciles. Si es que tengo una mala pata... :((( Sí, salí del hospital sin tomar la medicación, pero los niveles de azúcar no llegaron a los prometidos niveles normales. El internista me dijo entonces que no me preocupara, que en un mes todo se habría normalizado. Pero ha pasado el primer mes y la cosa sigue regulín. El Dr. Resa me dice que tengo que tener paciencia, que es un proceso y que hay que ir poco a poco. Pero es difícil tener paciencia cuando te has dejado una cantidad indecente de dinero en una operación y resulta que sigues teniendo el azúcar alto y tienes que seguir tomando Metformina. Sí, antes tomaba tres pastillas de Metformina al día, una antes de cada comida. Ahora, de momento y por algún tiempo, tengo que seguir tomando una pastilla al día de Metformina, pero también tengo que tomar un protector de estómago, vitaminas y una ampolla para fijar la vitamina D y el calcio.
Así que nada, he vuelto a lo de siempre. Azúcares e hidratos de carbono fuera y tengo que hacer ejercicio...
Así que perdonadme que tenga un momento de flaqueza y me pregunte ¿y para qué me he operado?
Como supondréis, las cosas no parecen que vayan muy bien. Tengo que reconocer que me lo estaba temiendo. No había vuelto a bajar de peso (bajé siete kilos la primera semana y luego un kilo más en las restantes casi 4 semanas) y el azúcar andaba rebelde. No es que me parezca mal haber bajado 8 kilos en un mes... Pero si lo pienso fríamente, supongo que cualquiera que se tire 18 días sólo bebiendo líquido a sorbitos (con el máximo espesor de un gazpacho de bote) debería bajar como mínimo esos 8 kilos si no incluso algo más.
El 25 fue mi cumpleaños, y me di el capricho de comer tarta con azúcar, pero no ha habido forma que el azúcar baje a niveles normales. He llegado a tener incluso un glorioso 202 :((( Así que al cumplirse el mes de la operación escribí al Dr. Resa y le expuse mis preocupaciones.
Lo que más me fastidia es el tema del azúcar. Si me operé fue para controlar el azúcar y poder permitirme llevar una dieta normal. Se me dijo que saldría del hospital sin tomar medicación para la diabetes, pero las cosas no han sido tan fáciles. Si es que tengo una mala pata... :((( Sí, salí del hospital sin tomar la medicación, pero los niveles de azúcar no llegaron a los prometidos niveles normales. El internista me dijo entonces que no me preocupara, que en un mes todo se habría normalizado. Pero ha pasado el primer mes y la cosa sigue regulín. El Dr. Resa me dice que tengo que tener paciencia, que es un proceso y que hay que ir poco a poco. Pero es difícil tener paciencia cuando te has dejado una cantidad indecente de dinero en una operación y resulta que sigues teniendo el azúcar alto y tienes que seguir tomando Metformina. Sí, antes tomaba tres pastillas de Metformina al día, una antes de cada comida. Ahora, de momento y por algún tiempo, tengo que seguir tomando una pastilla al día de Metformina, pero también tengo que tomar un protector de estómago, vitaminas y una ampolla para fijar la vitamina D y el calcio.
Así que nada, he vuelto a lo de siempre. Azúcares e hidratos de carbono fuera y tengo que hacer ejercicio...
Así que perdonadme que tenga un momento de flaqueza y me pregunte ¿y para qué me he operado?
lunes, 18 de agosto de 2014
¿Y qué pasó con mi azúcar?
El motivo por el que decidí hacerme un bypass gástrico fue porque leí que esta intervención me podía ayudar a mantener mi diabetes tipo 2 a raya. Según las publicaciones relacionadas con este tema, se pudo observar la remisión de la diabetes tipo 2 en los pacientes con obesidad que se operaban. Es decir, se había constatado que la remisión de la diabetes es una especie de efecto "colateral" en estas intervenciones a personas con obesidad (manga gástrica, bypass gástrico).
Llevo mucho tiempo luchando por controlar mis niveles de azúcar en la sangre. Cuando mejor me ha ido es cuando he combinado una dieta muy estricta con grandes cantidades de ejercicio. Pero aún así, cuando tienes una infección o te encuentras "bajo" o caes en la tentación de comer algún plato prohibido (en mi caso por ejemplo pasta, pizza, e incluso arroz), los niveles de azúcar bailan y poco puedes hacer para controlarlos.
Hace bastante tiempo que no me medía el azúcar. Tal vez pueda sonar a excusa, pero me quedé sin tiritas reactivas para medir la glucosa. Y cuando la enfermera de mi ambulatorio me dijo que como no era insulino-dependiente ya no me las daban y estando en paro no me podía permitir comprarlas, me cabreé y mucho. Y entonces decidí que si tenía que comprarlas yo, no lo haría en España. Así que me vine a Irlanda con mi aparatito y con las tiras que me quedaban. Pero aquí no me volví a medir el azúcar. Durante los primeros 6 meses caminaba mucho, muchísimo; lo que me hizo estar en muy buena forma física, perder algo de peso y supongo que mantener los niveles de azúcar a raya. Pero desde que comencé a trabajar desde casa y limité el ejercicio a la salida algunos fines de semana y viendo la velocidad a la que estaba engordando supongo que mi azúcar estaba bastante descontrolado.
Así que llegué a la operación un poco a ciegas en lo que se refiere a niveles de azúcar en sangre. La primera noche tras la operación en la Clínica Montpellier me midieron el azúcar. Tenía 300, por lo que me fue administrado el primer "chute" de insulina de mi vida. Al día siguiente por la mañana tenía 200, así que me pusieron mi segundo pinchazo de insulina. Me asusté, me preocupé... ¿Para qué me he operado? El tercer día y a punto de irme a casa y mi azúcar seguía en 200.
Aproveche la visita del internista y pregunté qué debía hacer con mi tratamiento para la diabetes. Hasta el día antes de la operación tomaba 3 pastillas de Metformina 850 al día (una antes del desayuno, otra antes de la comida y una antes de la cena). Ante mi sorpresa mayúscula el médico nos respondió que ya podía dejar de tomar la medicación para la diabetes. Como yo insistí, alarmada, que mis niveles de azúcar estaban bastante altos el médico me aconsejó ir midiendo el azúcar y si hacía falta, tomarme una pastilla de Metformina.
Un par de días tras la intervención un amigo diabético me prestó una tira y su aparato, y mis niveles de glucosa estaban a 140! Bueno, tampoco es para echar cohetes, si tenemos en cuenta que me encontraba en la primera fase de líquidos tras la operación. Pero aún así, era una mejoría. Al llegar a Irlanda encontré mi medidor y las tiritas que tenía guardadas y comencé a medirme. Los números estaban algo mejor, pero no era lo que estaba esperando. Mi azúcar seguía relativamente alto. :( Ni corta ni perezosa, escribía al médico preguntando si esto era normal. ¡Yo me había operado por la diabetes! ¡Y mis niveles de azúcar estaban altos! ¿Para qué me había operado?
El médico internista, pese a estar de vacaciones, me respondió el mismo día diciéndome que no me preocupara. Que estas cosas tomaban su tiempo y que posiblemente tardaría un mes en poder observar resultados. Desde el día 11 de agosto mido mis niveles de azúcar cada día a primera hora para saber si necesito tomarme o no la pastilla de Metformina. Y la cosa, de momento va así:
Día 11, 165 (me tomé una pastilla); día 12 - 138; día 13 - 138, día 14 - 149 (pastilla); día 15-143; día 16 - 150 (pastilla); día 17 - 138 y hoy, día 18 -129. Aparentemente, si todo sigue igual, ¡parece que los niveles de azúcar en sangre van bajando! ¡Yipiiii!
Hace ya 21 días desde la operación y tengo que reconocer que las cosas han cambiado y mucho. Si bien todavía no tengo los esperados niveles normales de azúcar en sangre, parece que va mejorando. Y lo cierto es que en estas semanas sólo he tomado 3 pastillas de Metformina en total (¡en lugar de las tres pastillas al día!). Pero aún tengo dudas... y a veces temo que no llegaré nunca a los ansiados "niveles normales" de azúcar en sangre. Se que esta operación tiene un gran porcentaje de éxito, pero éste no es del 100%. Y espero de corazón no estar en ese porcentaje que sólo consigue una mejoría en los síntomas en lugar de una remisión total. :S
Sea como fuera, está claro que aún tengo que esperar... Así que ¡deseadme buena suerte!
Os seguiré contando...
Llevo mucho tiempo luchando por controlar mis niveles de azúcar en la sangre. Cuando mejor me ha ido es cuando he combinado una dieta muy estricta con grandes cantidades de ejercicio. Pero aún así, cuando tienes una infección o te encuentras "bajo" o caes en la tentación de comer algún plato prohibido (en mi caso por ejemplo pasta, pizza, e incluso arroz), los niveles de azúcar bailan y poco puedes hacer para controlarlos.
Hace bastante tiempo que no me medía el azúcar. Tal vez pueda sonar a excusa, pero me quedé sin tiritas reactivas para medir la glucosa. Y cuando la enfermera de mi ambulatorio me dijo que como no era insulino-dependiente ya no me las daban y estando en paro no me podía permitir comprarlas, me cabreé y mucho. Y entonces decidí que si tenía que comprarlas yo, no lo haría en España. Así que me vine a Irlanda con mi aparatito y con las tiras que me quedaban. Pero aquí no me volví a medir el azúcar. Durante los primeros 6 meses caminaba mucho, muchísimo; lo que me hizo estar en muy buena forma física, perder algo de peso y supongo que mantener los niveles de azúcar a raya. Pero desde que comencé a trabajar desde casa y limité el ejercicio a la salida algunos fines de semana y viendo la velocidad a la que estaba engordando supongo que mi azúcar estaba bastante descontrolado.
Así que llegué a la operación un poco a ciegas en lo que se refiere a niveles de azúcar en sangre. La primera noche tras la operación en la Clínica Montpellier me midieron el azúcar. Tenía 300, por lo que me fue administrado el primer "chute" de insulina de mi vida. Al día siguiente por la mañana tenía 200, así que me pusieron mi segundo pinchazo de insulina. Me asusté, me preocupé... ¿Para qué me he operado? El tercer día y a punto de irme a casa y mi azúcar seguía en 200.
Aproveche la visita del internista y pregunté qué debía hacer con mi tratamiento para la diabetes. Hasta el día antes de la operación tomaba 3 pastillas de Metformina 850 al día (una antes del desayuno, otra antes de la comida y una antes de la cena). Ante mi sorpresa mayúscula el médico nos respondió que ya podía dejar de tomar la medicación para la diabetes. Como yo insistí, alarmada, que mis niveles de azúcar estaban bastante altos el médico me aconsejó ir midiendo el azúcar y si hacía falta, tomarme una pastilla de Metformina.
Un par de días tras la intervención un amigo diabético me prestó una tira y su aparato, y mis niveles de glucosa estaban a 140! Bueno, tampoco es para echar cohetes, si tenemos en cuenta que me encontraba en la primera fase de líquidos tras la operación. Pero aún así, era una mejoría. Al llegar a Irlanda encontré mi medidor y las tiritas que tenía guardadas y comencé a medirme. Los números estaban algo mejor, pero no era lo que estaba esperando. Mi azúcar seguía relativamente alto. :( Ni corta ni perezosa, escribía al médico preguntando si esto era normal. ¡Yo me había operado por la diabetes! ¡Y mis niveles de azúcar estaban altos! ¿Para qué me había operado?
El médico internista, pese a estar de vacaciones, me respondió el mismo día diciéndome que no me preocupara. Que estas cosas tomaban su tiempo y que posiblemente tardaría un mes en poder observar resultados. Desde el día 11 de agosto mido mis niveles de azúcar cada día a primera hora para saber si necesito tomarme o no la pastilla de Metformina. Y la cosa, de momento va así:
Día 11, 165 (me tomé una pastilla); día 12 - 138; día 13 - 138, día 14 - 149 (pastilla); día 15-143; día 16 - 150 (pastilla); día 17 - 138 y hoy, día 18 -129. Aparentemente, si todo sigue igual, ¡parece que los niveles de azúcar en sangre van bajando! ¡Yipiiii!
Hace ya 21 días desde la operación y tengo que reconocer que las cosas han cambiado y mucho. Si bien todavía no tengo los esperados niveles normales de azúcar en sangre, parece que va mejorando. Y lo cierto es que en estas semanas sólo he tomado 3 pastillas de Metformina en total (¡en lugar de las tres pastillas al día!). Pero aún tengo dudas... y a veces temo que no llegaré nunca a los ansiados "niveles normales" de azúcar en sangre. Se que esta operación tiene un gran porcentaje de éxito, pero éste no es del 100%. Y espero de corazón no estar en ese porcentaje que sólo consigue una mejoría en los síntomas en lugar de una remisión total. :S
Sea como fuera, está claro que aún tengo que esperar... Así que ¡deseadme buena suerte!
Os seguiré contando...
martes, 12 de agosto de 2014
¡Tengo hambre!
La fecha elegida para mi intervención fue el 28 de Julio de 2014. Desde dos días antes de la operación tuve que empezar a beber sólo líquidos. Nada más que líquidos, para que no hubiera restos en el estómago que pudieran entorpecer la operación. Y fue duro. Últimamente estaba comiendo mucho. Por hambre, por ansiedad, por estrés... Acababa de empezar con una nueva posición en el trabajo y estaba muy asustada por la operación. Al trabajar desde casa dejé mis largas caminatas por Dublin y pasé a prácticamente no moverme. Tenía que llegar al peso mínimo de 96 kilos que me había mandado el Dr. Resa. Y lo conseguí. La noche antes de partir para Zaragoza me pesé en casa: 96,600 kilos.
El día 28 de julio sólo me estuvo permitido tomar un café con leche y beber agua hasta las 10 de la mañana. A partir de ahí nada más. Me operaron por la tarde y no fue hasta las 5 de la tarde del día siguiente que pude tomar mi primer vaso de agua tras las intervención. ¡Un vaso de agua que me duró más de dos horas y media! En el hospital, África, la ayudante del Dr. Resa me explicó cómo deberían ser mis hábitos de comidas tras la operación. Durante los primeros siete días sólo líquidos y a sorbitos pequeños espaciados por 15 minutos. Mortal. ¿Os imagináis que vuestra comida más contundente del día es un consomé aguado y que podéis dar un sorbito, esperar 15 minutos, volver a dar otro sorbito y así durante dos horas? :( No sólo que os toca recalentar el consomé como poco un par de veces... Es que cada vez que os toca "comer" se convierte en una historia interminable. Y esos siete primeros días pasan muy, pero que muy lentos. Y si encima estás en España, con toda esa comida maravillosa, se convierte en una tortura. Mi primer día en el Hospital tras las operación soñaba con comer un filete empanado, ¿os hacéis a la idea?
Los segundos 8 días pude tomar líquidos más densos (¡wow!) que incluían yogurt para beber y gazpacho. Ya no debía esperar los 15 minutos entre sorbo y sorbo, aunque aún así debía beber muy despacio y cada vaso debía durarme aproximadamente una hora. Esta segunda semana ya me tocó en Irlanda. Y aunque la comida aquí no es tan espectacularmente rica como en España, también se me ha hecho eterna. Lo peor ha sido la sensación de hambre. A partir de las 4 de la tarde empezaba a pasearme por casa como un león enjaulado muerta de hambre. Más de una vez me sorprendí a mi misma chupando un poco de nocilla del dedo tras preparar la merienda a mi hija o tomando el zumito de los tomates que quedaba en la ensaladera tras las comidas.
La única forma de aplacar ese hambre canina era la crema de pollo que tomaba para cenar. Pero al día siguiente a las 4 volvía a sentir el hambre. Han sido en total (y contando los dos días previos a la operación) ¡18 días! de sólo líquidos. Nunca antes en mi vida había pasado por algo así. Antes de operarme no se me pasó siquiera por la cabeza que tendría que pasar por esto. No se me ocurrió. Ilusa de mi, pensé que después de la intervención podría volver a comer como siempre lo había hecho. Nunca se me ocurrió que mi estómago encogería al tamaño de un paquete de kleenex pequeño (que me lo han repetido tantas veces que ¡ya le tengo manía a los paquetes pequeños de kleenex! Con tal de no ver ese volumen ¡no pienso volver a comprar los kleenex pequeños en mi vida! Grrrrr... ).
Como nota positiva de esta etapa debo decir que el último día que me pesé en casa en España (el día 6 de agosto) pesaba 89,500. ¡Siete kilos menos que antes de operarme!
Algo es algo.
Hoy es mi último día de líquidos y esta tarde sentía tanta, tanta hambre que he decidido empezar con la siguiente fase de la dieta (purés de cuchara, es decir, aumentando espesor a comida de bebés). Y he merendado un yogur de fresa. Un inocente y pequeño yogur de fresa. Pero no os podéis imaginar el miedo y el cuidado con el que me lo he comido. Tenía pánico de pasarme y vomitar o que me sentara mal y me doliera el estómago, como he leído en otros blogs de gente que se ha sometido a esta operación.
No ha pasado nada. Me he comido todo el yogur mientras escribía esta entrada del blog y no ha pasado nada. Bueno, sí ha pasado. Ya no muero de hambre. ¡Bienvenida esta nueva fase!
El día 28 de julio sólo me estuvo permitido tomar un café con leche y beber agua hasta las 10 de la mañana. A partir de ahí nada más. Me operaron por la tarde y no fue hasta las 5 de la tarde del día siguiente que pude tomar mi primer vaso de agua tras las intervención. ¡Un vaso de agua que me duró más de dos horas y media! En el hospital, África, la ayudante del Dr. Resa me explicó cómo deberían ser mis hábitos de comidas tras la operación. Durante los primeros siete días sólo líquidos y a sorbitos pequeños espaciados por 15 minutos. Mortal. ¿Os imagináis que vuestra comida más contundente del día es un consomé aguado y que podéis dar un sorbito, esperar 15 minutos, volver a dar otro sorbito y así durante dos horas? :( No sólo que os toca recalentar el consomé como poco un par de veces... Es que cada vez que os toca "comer" se convierte en una historia interminable. Y esos siete primeros días pasan muy, pero que muy lentos. Y si encima estás en España, con toda esa comida maravillosa, se convierte en una tortura. Mi primer día en el Hospital tras las operación soñaba con comer un filete empanado, ¿os hacéis a la idea?
Los segundos 8 días pude tomar líquidos más densos (¡wow!) que incluían yogurt para beber y gazpacho. Ya no debía esperar los 15 minutos entre sorbo y sorbo, aunque aún así debía beber muy despacio y cada vaso debía durarme aproximadamente una hora. Esta segunda semana ya me tocó en Irlanda. Y aunque la comida aquí no es tan espectacularmente rica como en España, también se me ha hecho eterna. Lo peor ha sido la sensación de hambre. A partir de las 4 de la tarde empezaba a pasearme por casa como un león enjaulado muerta de hambre. Más de una vez me sorprendí a mi misma chupando un poco de nocilla del dedo tras preparar la merienda a mi hija o tomando el zumito de los tomates que quedaba en la ensaladera tras las comidas.
La única forma de aplacar ese hambre canina era la crema de pollo que tomaba para cenar. Pero al día siguiente a las 4 volvía a sentir el hambre. Han sido en total (y contando los dos días previos a la operación) ¡18 días! de sólo líquidos. Nunca antes en mi vida había pasado por algo así. Antes de operarme no se me pasó siquiera por la cabeza que tendría que pasar por esto. No se me ocurrió. Ilusa de mi, pensé que después de la intervención podría volver a comer como siempre lo había hecho. Nunca se me ocurrió que mi estómago encogería al tamaño de un paquete de kleenex pequeño (que me lo han repetido tantas veces que ¡ya le tengo manía a los paquetes pequeños de kleenex! Con tal de no ver ese volumen ¡no pienso volver a comprar los kleenex pequeños en mi vida! Grrrrr... ).
Como nota positiva de esta etapa debo decir que el último día que me pesé en casa en España (el día 6 de agosto) pesaba 89,500. ¡Siete kilos menos que antes de operarme!
Algo es algo.
Hoy es mi último día de líquidos y esta tarde sentía tanta, tanta hambre que he decidido empezar con la siguiente fase de la dieta (purés de cuchara, es decir, aumentando espesor a comida de bebés). Y he merendado un yogur de fresa. Un inocente y pequeño yogur de fresa. Pero no os podéis imaginar el miedo y el cuidado con el que me lo he comido. Tenía pánico de pasarme y vomitar o que me sentara mal y me doliera el estómago, como he leído en otros blogs de gente que se ha sometido a esta operación.
No ha pasado nada. Me he comido todo el yogur mientras escribía esta entrada del blog y no ha pasado nada. Bueno, sí ha pasado. Ya no muero de hambre. ¡Bienvenida esta nueva fase!
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